Mis manos son las que tocan y sienten mi verdad más absoluta, la única que no pretende ni defiende, porque es verdadera y mía.
No hay razón política, religiosa o biológica que comprometan a esa verdad, la única en la que creo y siento desde lo más profundo de mí...
Las luces de mis manos, aquellas que crean todo lo que soy y que les pertenece.
A Mario y Rubén, mi única verdad.
Texto y Foto de Penélope Sierra
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